¡Hola, bunitos!
Mi nombre es Sara Randt y probablemente me conozcáis por mis cómics (Onironautas), alguna de mis portadas (¡demasiadas para nombrarlas!) mis ilustraciones de animalicos (como Niagpurr) o mi actual proyecto de rol (Isphanya). Hasta ahora tenía una web, tienda incluida, bajo el nombre de Conejadas. Sin embargo, llevaba mucho tiempo queriendo darle un lavado de cara, tanto a la web como a mi presentación en general como artista. Y teniendo el lanzamiento de un proyecto tan grande como Isphanya a la vuelta de la esquina, decidí sentarme de una vez y ponerme a ello. Así es como nace the Cottontales.
Por qué the Cottontales
Mi objetivo con el rebranding era a la vez dejar atrás el nombre de Conejadas —pues solía inducir a confusión entre quienes no me conocían— y crear una especie de sello editorial, un nombre de marca e imagen reconocible, con el que poder aunar todos mis trabajos.
Como habéis podido ver, hago cosas muy diversas: cómics, artbooks, juegos de rol... ¡y encima varío mucho mi estilo de un proyecto a otro! Quería algo que pudiera servir de lugar común, un símbolo identificativo para todo ello, más allá de mi nombre de autor. Esto último es, en parte, porque como sucede con Isphanya, no todo libro que yo edito tiene por qué ser únicamente mío. Isphanya es un proyecto colosal en el que llevo cinco años trabajando, dirigiendo un grupo de 6 personas, sin contar con colaboradores externos. Y mi plan es seguir editando libros en colaboración con otros autores además de los míos propios.
El proceso de creación
Así que me puse a hacer lluvia de ideas. Entre mis objetivos estaba que fuera fácil de pronunciar, fácil de memorizar, fácil de escribir y tuviera alguna relación con los conejos, porque, en fin, soy un conejo y es lo más identificativo de mí. ¿Pedía poquito, verdad?
En principio quería también que fuera algo en español, pero no descarté ideas en otros idiomas porque, de ser posible, deseaba no cerrarme fronteras y tener la posibilidad de abrirme a un público más internacional, poquito a poco.
Muchos, muchos nombres e ideas fueron barajados, la gran mayoría fueron descartados. Y con los que quedaron, les tiré un cuchillo a ver cuál sobrevivía. O, más bien, se los enseñé a personas de confianza. Entre ellos estaba Conttontail, una manera cariñosa con la que me llamaba una amiga y que me encanta (para quien no lo sepa, los cottontails son un tipo de conejito), y, tirando de ese hilo, había salido también The Cotton Tales, como juego de palabras. Y todo apuntaba a que me iba a quedar con este último.
No obstante, antes de terminar de decirme entre la lista de ideas supervivientes, primero había que hacer algunas pruebas. No sólo quería un nombre para el dominio de la nueva web, quería un logotipo, un isotipo y un imagotipo que funcionaran bien por libre: es decir, transmitiendo cada uno lo que quería trasmitir y siendo todos reconocibles de por sí. Otra vez pidiendo nada y menos, eh.
Así que de nuevo me puse a hacer lluvia de ideas, pero esta vez no sólo de nombres sueltos sino de diseño. Un segundo de silencio por todas las hojas que dieron su vida con este propósito.

Tras muchas iteraciones y una última consulta ante mi jurado de confianza, the Cottontales se alzó victorioso. Aunque aún le quedaban muchas iteraciones más. Tenía el nombre, tenía el concepto visual, ahora faltaba pulirlo.
Ahora necesitaba dar con un diseño de isotipo (el dibujito) que funcionara en distintos tamaños, desde diminuto en el canto de un libro a en grande para formatos web, tarjetas de visita y roll ups. También necesitaba un estilo de letras para el logotipo e imagotipo transmitieran bien las vibras que quería y dieran juego luego para la web.

Y ahora sí, ya sí, nació the Cottontales.
¡Espero que os guste! 🙂
Si te ha gustado esta historia sobre mi proceso creativo, te animo a que te suscribas a la newsletter para recibir más contenido como este~